El 20 de febrero, Día Mundial de la Justicia Social nos recuerda cada año la importancia de construir sociedades más justas y equitativas un objetivo tan necesario como complicado de alcanzar.  

Acercarnos a esta visión exige una respuesta conjunta, firme y decidida, en distintos niveles:  

• Prevención de la pobreza, mejorando la calidad y condiciones de vida de todas las personas.  
• Educación equitativa, aumentando las tasas de escolarización, la calidad de la educación y las oportunidades de desarrollo desde las primeras etapas de la vida.  
• Acceso al mercado laboral, como elemento esencial a la hora de generar prosperidad, desarrollo vital e integración social.  
• Inclusión social y no discriminación, nadie debería ser objeto de discriminación por ninguna razón.  
• Justicia intergeneracional, incluyendo aspectos como calidad de vida en tercera edad, políticas familiares, o el nivel de desarrollo en sostenibilidad o huella ecológica.  
• Salud, incluyendo la calidad de los sistemas públicos de salud y el acceso medicamentos o la expectativa de vida.  

Si analizamos bien todas estas dimensiones, podemos comprender que no es posible trabajar en la mejora de estos indicadores sin generar una respuesta común, donde imprescindiblemente debe estar muy presente el sector privado. 

Desde esta óptica, podríamos considerar la justicia social como un imperativo, una necesidad o una oportunidad, según donde situemos el acento:   

Imperativo porque hay retos urgentes sobre los que avanzar, también en España. De acuerdo con uno de los índices más relevantes en la materia, Social Justice Index, de Bertelsmann Stiftung, España se sitúa en 2019 entre los vagones de cola en la UE y por debajo de la media de los países de la OCDE, especialmente en lo relativo a la justicia intergeneracional. Las empresas, y en especial, la calidad del empleo que pueden ofrecer, junto con políticas de salud, bienestar, conciliación y diversidad son herramientas necesarias que debemos activar para mejorar lo antes posible.  

Necesidad, porque situándonos en una posición tan frágil, debemos además hacer frente a dos de las grandes revoluciones del mundo del trabajo, la transformación digital y la transición verde, con enorme potencial disruptor en estos indicadores. Si este proceso se maneja adecuadamente, posiblemente los efectos positivos serán mucho mayores que los negativos, si no sentamos ahora las bases para una transición justa en el empleo, o los mecanismos para un desarrollo tecnológico responsable, el impacto puede ser totalmente negativo.  

Oportunidad, porque está claro que las sociedades más prósperas e inclusivas, tienen un mayor potencial de desarrollo y de avance, representando mayores y mejores oportunidades para todos los actores, incluyendo las empresas. La prosperidad genera riqueza. 

Este “triángulo virtuoso” forma parte de la visión que desde Forética tenemos sobre el impacto social, y son varios los proyectos e iniciativas que están alienados con este concepto.  

Primeramente cuando planteamos nuestra Vision 2050, y sus rutas de transformación, dejando claro que trabajamos con la idea de conseguir que en 2050 50 millones de personas vivan bien y de manera adecuada dentro de los límites planetarios.  

Tres son las iniciativas que impulsamos desde Forética para fomentar la justicia social.  

Por volumen e impacto destaca el Clúster de Impacto Social, una plataforma colaborativa empresarial que potencia la ambición y acción empresarial ante los retos de la transformación social y la lucha contra la desigualdad. El Clúster de Impacto Social está compuesto por más de 60 grandes empresas encabezadas por Grupo Cooperativo Cajamar, Mahou San Miguel y Naturgy, que abordan temas como la diversidad, la equidad, la inclusión o los derechos humanos.  

También merece la pena mencionar los proyectos Jobs 2030: Futuro del Trabajo, donde abordamos el impacto en personas y organizaciones de la sostenibilidad y la tecnología y como situar a la persona en centro para que nadie se quede atrás, o el Grupo de Acción en Salud y Sostenibilidad constituido para poner en valor la salud y bienestar como un eje fundamental de la sostenibilidad y la responsabilidad social de las empresas.  

Estos días habrá mucho conocimiento e iniciativas interesantes a las que prestar atención, pero si hay una que no os podéis perder es el acto que están preparando nuestros amigos de la OIT el próximo día 20. Acaban de lanzar una Coalición Mundial por la Justicia Social y creemos que es una iniciativa para seguir muy de cerca.