Hace exactamente un mes finalizó la COP28, la cumbre internacional sobre cambio climático que sin duda será recordada como una de las más cruciales de la historia. En esta conferencia se celebró el primer Global Stocktake (en español, Balance Mundial), un proceso que duró dos años y que se repite cada cinco, donde se analizó el progreso global hacia la consecución de los objetivos climáticos establecidos en el Acuerdo de Paris. El reporte recibió abundante atención ya que advertía de que el mundo está lejos de cumplir los objetivos acordados y el calentamiento global de este siglo está en camino de superar el límite acordado de 1,5°C si no hay recortes drásticos e inmediatos de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Reconociendo esta década crítica, en la COP28 casi 200 países firmaron un acuerdo final que pide a todas las naciones hacer una transición con el fin de abandonar los combustibles fósiles para evitar los peores efectos del cambio climático.
Este acuerdo fue reforzado con un compromiso de financiación de 85 mil millones de dólares distribuido entre varios pactos concretados (ver imagen debajo). Uno de los más reconocidos es el Compromiso Mundial sobre Energías Renovables y Eficiencia Energética, donde casi 120 países se comprometieron a triplicar la capacidad de generación de energías renovables y a duplicar colectivamente la tasa promedio anual global de mejoras en la eficiencia energética de alrededor del 2% a más del 4% cada año hasta 2030. Para acelerar la transición energética, la ONU, la presidencia de COP28 y Bloomberg Philantropies lanzaron el Industrial Transition Accelerator for Heavy-Emitting Industries (acelerador de transición industrial para industrias con grandes emisiones en español). La coalición trabaja para catalizar la descarbonización en los sectores con mayores emisiones como los de la energía, la industria y el transporte, y acelerar el cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París.
Igualmente, de los 10 acuerdos establecidos en la conferencia, uno notable en particular fue el UAE Declaration on Sustainable Agriculture, Resilient Food Systems and Climate Action, que puso al sistema alimentario en el centro de la mesa de negociaciones por su rol clave en combatir el cambio climático. Este acuerdo es la primera declaración sobre sistemas alimentarios y significa que los gobiernos incorporarán los alimentos en sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por su sigla en inglés) para 2025, un nuevo ciclo de compromisos que deben ser aún más ambiciosos que los primeros establecidos para 2020. Además, la llamada a la acción Transforming Food Systems for People, Nature, and Climate indica 10 acciones prioritarias para transformar los sistemas alimentarios y exigir un conjunto de objetivos globales, holísticos y con plazos determinados para la COP29, a más tardar. Algunas de las acciones son: mejorar la disponibilidad, la accesibilidad y la asequibilidad de alimentos saludables; apoyar la transición y escalar la producción de alimentos que son positivos para las personas y el planeta; y proteger y restaurar la naturaleza y la biodiversidad.
Las promesas de transformación y financiación prometidas en la cumbre fueron muchas, sin embargo, lo más importante es comenzar a cumplir. Además, el apoyo del sector privado será más que nunca crucial para poder avanzar de manera urgente y ambiciosa. Las industrias pueden tomar acción de varias maneras, invirtiendo en tecnología e infraestructura baja en descarbonización, modernizando la producción de manera que respeta los límites planetarios, y asegurándose que nadie quede atrás en esta transición.