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Inteligencia artificial basada en los derechos humanos

Por Enrique Goñi, Fundador del «Instituto Hermes» y Presidente de su Patronato

Hace falta, y es urgente, una amplia regulación que garantice los beneficios de la aplicación de la IA en la vida ciudadana y no se limite solo a atajar sus riesgos.

El avance de la inteligencia artificial (IA), con ChatGPT y otros programas que ofrecen al público general un acceso inmediato a un mundo de conocimiento y herramientas tiene el potencial de ofrecer enormes beneficios a la humanidad. Sin duda democratizará la cultura, los avances científicos y la modernización económica y social. Nadie duda sobre esto y nadie habla seriamente de imponer límites a los avances tecnológicos. De lo que se habla es de regular, de imponer límites a la inteligencia artificial para que las ventajas de su uso pesen más que los riesgos.

Las aplicaciones de la IA son yan tan amplias que las perspectivas apuntan a que son infinitas. No se trata una tecnología más, sino de una que puede imitar las funciones cognitivas de la mente humana como son la creatividad, el lenguaje, el aprendizaje o la sensibilidad. Es un avance demasiado poderoso como para que las autoridades se conformen con hacer parches legislativos ante las vulneraciones a los derechos que van apareciendo, o dejar en manos privadas la responsabilidad de los límites éticos y legales de su uso. Y, sin embargo, aquellos operadores privados que decidan liderar el cuidado y protección de sus empleados y clientes en el entorno digital, asegurarán una gran ventaja competitiva. Igual que en el entorno de la sostenibilidad hemos entendido que no todo vale para maximizar los resultados, este pensamiento acabará asimismo aplicado al mundo on line.

Desde hace ya algunos años, al Alta Comisión de Naciones Unidas para los Derechos Humanos viene reclamando una moratoria para los sistemas de IA que amenacen los derechos de las personas hasta que se establezcan las salvaguardas necesarias para protegerlos. Tanto Michelle Bachelet como su sucesor y actual comisionado, Volker Türk, han insistido en la necesidad de integrar los derechos humanos a todo el ciclo de vida de la IA. “De principio a fin, los principios de los DDHH deben incorporarse a la recopilación y selección de datos; así como al diseño, desarrollo, implantación y uso de los modelos, instrumentos y servicios resultantes” de la aplicación de la IA, enfatizó recientemente el funcionario austríaco.

El mensaje sobre la urgente necesidad de defender a las personas de los usos indebidos de la IA no debe permanecer en la nube de los expertos de los gobiernos, las instituciones y las empresas. Desde la Fundación Hermes actuamos para informar y alertar sobre las consecuencias de no regular sin medias tintas y lagunas estas nuevas tecnologías. Los jóvenes, las nuevas generaciones digitales, los más expuestos a los riesgos del uso indebido de la IA, deben redoblar su lucha para ampliar el amparo de los derechos fundamentales a las amenazas tecnológicas. Si han tomado el testigo de la lucha contra el cambio climático, por qué no hacerlo también en favor de un futuro digital en beneficio de todos.

“La injusticia en cualquier lugar es una amenaza para la justicia en todas partes” es una de las frases más célebres de Martin Luther King, y sería un error considerarla lejana o ajena a la necesidad de luchar también por los derechos civiles en el mundo virtual. No puede haber lagunas ni vacíos legales a la hora de incorporar los programas de IA en la vida de las personas. Naciones Unidas ya ha dado cuenta en sus informes de la precipitada incorporación de la IA en empresas y administraciones públicas sin la debida diligencia.

La recolección, almacenamiento, compartición y utilización de los datos de las personas avanza casi sin control. Las protecciones existentes, como las leyes sobre protección de datos o la competencia, así como normativas sectoriales, aplicables a la atención sanitaria o la información financiera; no son suficientes para acompasar la velocidad de penetración de la IA en la vida de la gente. Y es que tampoco se puede permitir a la industria tecnológica autorregularse ante la falta de acción de los Estados, porque como se ha visto con las redes sociales, no suele primar un marco que beneficie a todos los intereses implicados.

Hace falta, y es urgente, una amplia regulación que garantice los beneficios de la aplicación de la IA en la vida ciudadana y no se limite solo a atajar sus riesgos. La amenaza es tan grande, que lo que se necesita es un gran paraguas jurídico que proteja a las personas de las tormentas que pueden generar los usos maliciosos de la IA. El mundo contemporáneo es mejor porque ha sido capaz de reconocer que todo ser humano, por el hecho de serlo, es titular de derechos fundamentales que nadie puede arrebatarle y que no dependen de que una autoridad pública o privada se los reconozcan. En la era de la digitalización, que avanza a pasos agigantados, hace falta ampliar y afianzar este reconocimiento esencial para la dignidad humana. Ya vamos tarde.

Enrique Goñi, Fundador del «Instituto Hermes» y Presidente de su Patronato

Es el Fundador del «Instituto Hermes» y Presidente de su Patronato. También es el 

Adjunto al Presidente de CriteriaCaixa. 

Fue Presidente y CEO de Banca Cívica. 

Es miembro del Consejo Asesor del GCL de Georgetown. 

Es miembro también del Capítulo Español del Club de Roma y coordina su grupo en Navarra.