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Es posible implantar actividades empresariales respetando los Derechos Humanos. Casos de interés en Colombia y Namibia.

Los procesos de diálogo entre el sector público, privado y las comunidades locales, junto con la aplicación de la debida diligencia en derechos humanos resultan fundamentales en cualquier proyecto empresarial.  

Recientemente, la Dirección General de Cooperación y Desarrollo de la Comisión Europea (DG DEVCO) nos invitó a su Info Point dentro de la jornada “Ejemplos de diálogo público-privado” en la que desde ZABALA expusimos dos casos en los que hemos trabajado de manera satisfactoria en Latinoamérica y África. Los dos casos han compartido el trabajo realizado para alinear los proyectos empresariales a los Principios Rectores de la ONU sobre Empresas y Derechos Humanos, a través de la aplicación de la debida diligencia en materia de derechos humanos, en dos casos bien diferentes: Repsol Colombia (sector energético), en Colombia, e IAN (sector agroalimentario), en Namibia.

En la sesión mostramos cómo es posible que las empresas operen en escenarios geográficos diversos con las mismas metodologías de implementación de la debida diligencia. Y mostramos como las dinámicas de relacionamiento con las comunidades locales y los resultados de los procesos pueden tener muchas similitudes. La debida diligencia si se realiza a conciencia implementando todos los elementos establecidos por los Estándares Internacionales garantiza unos procesos de relacionamiento solidos y la generación de confianza, muy necesaria en los casos de proyectos que van a permanecer mucho tiempo en los territorios de las comunidades locales.

A través de los casos que se expusieron pudimos compartir nuestra visión sobre los nuevos enfoques y modelos de trabajo que el respeto de los derechos humanos exige a las empresas. Y pudimos explicar que dichos enfoques y modelos marcan ya la diferencia entre quienes quieren garantizar la seguridad jurídica y el éxito de sus proyectos y quienes siguen anclados en el pasado pensando que pueden hacer lo que quieran. Tal y como expusimos ya no hay otras opciones para las empresas: la integración de la debida diligencia está dejando de ser una cuestión voluntaria.

Pero también pudimos compartir las dificultades y retos que significa integrar la debida diligencia para una empresa. Integrar enfoques interculturales en el accionar interno de la empresa, transformar los modelos de negocios para fomentar la participación de las comunidades locales, promover el beneficio compartido, asumir y remediar los impactos negativos que se generan o generar procesos permanentes de diálogo y construcción de confianza, son algunos de los retos que deben afrontar las empresas cuando deciden apostar por el respeto de los derechos humanos.

En el caso de Colombia pudimos explicar como una empresa de gas y petróleo de la magnitud de Repsol decidió renunciar a un contrato con el gobierno en una parte de un lote petrolero como consecuencia de los impactos graves que iba a generar en los derechos culturales del pueblo Wayuu. A través de la aplicación de la debida diligencia se dieron cuenta de las graves afectaciones que tendría su proyecto sísmico y decidieron renunciar a su ejecución.

En el caso de Namibia, una empresa agroalimentaria de la talla del grupo IAN, decidió algo tan disruptivo como instalar una nueva línea de producción integrando los derechos humanos en todo el proceso de desarrollo de su proyecto. Su “atrevimiento” tuvo su recompensa en modo de impactos positivos en las comunidades, de establecimiento de marcos de relacionamiento solidos con las autoridades tradiciones, y en el apoyo de agencias internacionales de cooperación muy interesadas en potenciar los impactos sobre la soberanía alimentaria de las comunidades y la mejora de los derechos de las mujeres de dichas comunidades.

Desde ZABALA estamos trabajando con el convencimiento de que estos casos pueden ser de utilidad para otras empresas que quieran implantar su actividad en otros continentes, y para las organizaciones que trabajan sobre el terreno. Las grandes empresas también pueden tener un efecto motor sobre las pequeñas y medianas y ayudarlas en este proceso para generar emprendimiento y riqueza en otras regiones. Creemos firmemente que la debida diligencia contribuye de manera profunda al desarrollo de los proyectos y que, además, permite generar nuevas vías de negocio positivas para las empresas y para áreas donde las comunidades locales no tienen posibilidad de desarrollo. No se trata sólo de reducir impacto, sino también de crear riqueza y empleos de valor.

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