El próximo 28 de junio de 2025 marca un hito importante para la inclusión en Europa: entra en vigor la Ley Europea de Accesibilidad (European Accessibility Act), que obligará a empresas y organizaciones a garantizar que muchos de los productos y servicios que ofrecen sean accesibles para todas las personas, incluidas aquellas con discapacidad. ¿Por qué es importante? Porque avanza hacia una sociedad más justa, más eficiente… y más humana.

¿Qué cambia a partir de ahora?

La Ley Europea de Accesibilidad (Directiva 2019/882), que debía haberse transpuesto a la legislación nacional de todos los países miembros de la UE antes del 28 de junio de 2022, fija un plazo máximo para que los productos y servicios incluidos en su ámbito sean plenamente accesibles: junio de 2025. A partir de esa fecha, los nuevos productos y servicios que salgan al mercado deberán cumplir con unos requisitos mínimos de accesibilidad recogidos en dicha ley.

Entre los sectores y elementos afectados, destacan:

• Cajeros automáticos y terminales de autoservicio interactivos
• Ordenadores y sistemas operativos
• Televisión digital
• Libros electrónicos y lectores de e-books
• Portales web y aplicaciones móviles de empresas privadas
• Servicios de transporte (como emisión de billetes o información en tiempo real)
• Comercio electrónico (plataformas de compra online, sistemas de pago)
• Servicios bancarios al consumidor
• Teléfonos de emergencia (112)

Para las empresas, esto supone un cambio importante en cómo se diseñan, desarrollan y ofrecen los productos y servicios. No se trata solo de cumplir una obligación legal: es una oportunidad para llegar a más clientes, mejorar la experiencia de usuario y reforzar el compromiso social de la marca.

¿Y qué significa esto para la ciudadanía?

La entrada en vigor de la Ley Europea de Accesibilidad supondrá un avance real en la vida de millones de personas. Para quienes tienen discapacidad —sensorial, cognitiva, física o intelectual—, la accesibilidad no es un extra: es la llave de acceso a derechos básicos, como la educación, el trabajo, la información o el ocio. Pero los beneficios van mucho más allá. Personas mayores, personas con poca alfabetización digital, con limitaciones temporales o incluso quienes usan tecnología en condiciones adversas, también se verán favorecidas. En otras palabras: una Europa más accesible es una Europa mejor para todas las personas.

Lo que viene: un camino compartido

La accesibilidad no es solo responsabilidad de los gobiernos. Las empresas, grandes y pequeñas, tienen un papel crucial en este proceso. Adoptar principios de diseño universal, contar con asesoramiento especializado o implicar a personas con discapacidad en los procesos de creación puede marcar la diferencia.

La Ley Europea de Accesibilidad no llega para complicar, sino para normalizar lo que debería ser norma desde el inicio: que nadie quede fuera por cómo ha sido diseñado un servicio o un producto.

AccesibleEU: impulso europeo a una accesibilidad real

Para acompañar este proceso de cambio, la Comisión Europea creó el Centro Europeo de Recursos en Accesibilidad – AccessibleEU, una de las iniciativas clave del Pilar Europeo de Derechos Sociales. Este centro, coordinado por Fundación ONCE, promueve el intercambio de conocimiento, la formación, el asesoramiento técnico y la creación de redes entre entidades públicas, empresas y expertos de todos los sectores.

AccessibleEU no solo difunde buenas prácticas, sino que también ayuda a que las empresas comprendan cómo implementar la accesibilidad de forma eficaz, con soluciones innovadoras y sostenibles.

El próximo 3 de julio, AccessibleEU celebrará en Bruselas un gran evento europeo para conmemorar la entrada en vigor de la Ley. Reunirá a responsables políticos, empresas, representantes de la sociedad civil y expertos en accesibilidad para reflexionar sobre los próximos pasos y fortalecer el compromiso con una Europa más accesible. Podéis registraros en el siguiente enlace, ya que la participación es híbrida: Hi, European Accessibility Act… Let’s Rock Accessibility!

La cuenta atrás ha terminado. La accesibilidad no es el futuro: es el presente. Y juntos podemos construir una Europa donde nadie quede al margen.