Este artículo es el primero de una serie de textos divulgativos que desde Forética se publicarán con el objetivo de profundizar en los aspectos éticos, sociales y ambientales de la transformación tecnológica, dar a conocer los retos y oportunidades que ofrece el futuro del trabajo y analizar cómo las empresas líderes incorporan la tecnología, considerando en sus decisiones criterios éticos y maximizando los impactos positivos, tanto ambientales como sociales. Unos textos que se enmarcan dentro del proyecto Enterprise 2020. Futuro del trabajo
Empezamos hablando con nuestro smartphone y ya charlamos con el televisor y la nevera. Observamos (con asombro) los primeros coches que conducen solos. Contamos con softwares que toman decisiones propias, con máquinas que diseñan e imprimen objetos y con robots que empiezan a caminar entre nosotros. La revolución tecnológica, todavía en su infancia, ya forma parte de nuestro presente. Y a medida que avance la transformación tecnológica del mundo, las implicaciones éticas y estructurales sobre la economía y el trabajo serán gigantescas.
Una revolución industrial inteligente
A nivel empresarial, las nuevas tecnologías, aunque están solo al principio de su desarrollo, se han convertido en uno de los pilares que marcarán el presente y el futuro del trabajo, definiendo retos y oportunidades para la responsabilidad social.
Según Boston Consulting Group, la fabricación aditiva, la robótica, el internet de las cosas (IoT) y la realidad aumentada, unidos a la IA y el big data, son algunas de las claves que están dando forma a este futuro.
Tal como señala el economista alemán Klaus Schwab en Foreign Affairs, esta cuarta revolución industrial está poniendo patas arriba la cadena de valor, influyendo en todos sus elementos, desde la demanda hasta la producción, y en cualquier tipo de negocio. “En líneas generales, la cuarta revolución industrial tiene cuatro grandes efectos en los negocios: en las expectativas de los clientes, en la mejora de la producción, en la innovación colaborativa y en las formas organizativas”, reflexiona Klaus Schwab.
Las implicaciones de la transformación tecnológica y digital de la industria van mucho más allá de los negocios y la producción. El trabajo, la sociedad, el entorno y el medio ambiente forman también parte de esta cuarta revolución industrial. Por ello, la transformación tecnológica debe llevarse a cabo de forma responsable con el futuro de todos. La revolución solo será sostenible si las empresas integran esta perspectiva ética en su estrategia.
El complejo futuro del trabajo
El tema lleva un tiempo sobre la mesa. No estamos hablando de robots con aspecto humano sustituyendo a los empleados de una cadena de montaje. El mundo empresarial camina hacia un futuro automatizado de la mano de la transformación de la industria. Serán necesarios nuevos puestos de trabajo. Y se destruirán muchos otros. Según el informe del McKinsey Global Institute Workforce Transition in a Time of Automation de aquí a 2030 desaparecerán entre 75 y 375 millones de empleos tradicionales (entre el 3% y el 14% del total global).
El Foro Económico Mundial coincide, en su último informe The Future of Jobs, con las previsiones del McKinsey Global Institute. Sin embargo, predice que el desarrollo económico impulsado por la automatización creará 133 millones de nuevos empleos. Así que se ganarían 58 millones de puestos de trabajo.
Pero, ¿qué trabajos serán, dónde estarán y cómo se adaptará a ellos la sociedad actual?
En otro informe conjunto con The Boston Consulting Group, el Foro Económico Mundial dibuja ocho escenarios posibles del entorno laboral en 2030.
Lo hace a través de tres grandes variables: el cambio tecnológico (big data, inteligencia artificial, robótica, IoT…), la capacidad de aprendizaje de nuevas habilidades (la variable más imprevisible) y la movilidad de la fuerza de trabajo. Los ocho escenarios no son predicciones al uso, sino que buscan crear un marco para la reflexión. Lo más probable es que el futuro tenga un poco de cada uno de ellos. Estas son algunas de las ideas futuribles más destacables del informe.
- La aceleración del cambio tecnológico y la lenta curva de aprendizaje de buena parte de la sociedad provocan escasez de talento y que una parte importante de los trabajadores compita por los pocos puestos no cualificados.
- Las máquinas toman el mando de todas las tareas laborales no cognitivas. La mano de obra no es capaz de aprender al mismo ritmo que la tecnología evoluciona. El talento y las oportunidades escasean, lo que provoca un aumento de la desigualdad.
- El mercado laboral se encoge dado que la inteligencia artificial hace la mayor parte del trabajo. La percepción del desarrollo tecnológico se polariza entre aquellos que han podido aprovechar las oportunidades y los que no.
- Las empresas y los gobiernos invierten con fuerza en educación para adaptar la mano de obra a los desafíos tecnológicos. Los emprendedores pueden convertirse en piezas clave en el desarrollo local.
- La mejora de la formación provoca también que la mayor parte de los trabajadores se convierta en un complemento de la inteligencia artificial y los robots. Aumenta la movilidad del trabajo y se refuerza la economía global.
Ideas y escenarios diversos que se entremezclan en un futuro complejo. Para navegar en este océano de posibles resultados, la responsabilidad empresarial con la sociedad y el entorno y el papel de las administraciones es clave.
La desigualdad: el gran desafío
“A través de las revoluciones industriales anteriores, la historia ha demostrado que, tras las perturbaciones iniciales, el cambio tecnológico genera mejoras en la calidad del trabajo y no provoca forzosamente una pérdida en la cantidad global de empleos”. La Organización Internacional del Trabajo, en su informe El futuro del trabajo que queremos, se muestra optimista ante el futuro. Sin embargo, señala que será necesaria la implicación de todos los actores para hacer frente al desafío de la desigualdad.
Según la OIT, el debate gira alrededor de cómo asegurar el futuro del trabajo y el reparto de una riqueza que aumentará de la mano de la industria automatizada y más eficiente. Para ello, se han propuesto soluciones desde el punto de vista regulatorio como la reducción de la semana laboral, la imposición de tasas para los robots con el objetivo de reducir el ritmo de la innovación (y mejorar la capacitación de la mano de obra) y la creación de una renta básica universal o ingreso ciudadano.
El concepto actual del trabajo y los valores ligados a él nacieron y se reforzaron con la primera, la segunda y la tercera revolución industrial. La llamada economía digital propia del siglo XXI ya ha implicado importantes cambios en el mercado laboral (más flexibilidad y mayor movilidad). Y parece que la cuarta revolución, impulsada por la transformación tecnológica, podría cambiar para siempre la forma en que entendemos el empleo.
Enterprise 2020. Futuro del Trabajo
Estamos ante un nuevo escenario en el que la revolución tecnológica y una sociedad en continua evolución están alterando los modelos de negocio y las relaciones de las empresas con las personas que las integran. Por ello desde Forética, a través de nuestro proyecto Enterprise 2020. Futuro del Trabajo, estamos buscando las empresas líderes que incorporan la tecnología, considerando en sus decisiones criterios éticos y maximizando los impactos positivos, tanto ambientales como sociales. Casos de éxito en los, mediante la tecnología, consigan mejorar las condiciones de las personas en sus puestos de trabajo presentes, generar oportunidades a los jóvenes que se integrarán en un futuro próximo, favorecer y generar mejoras en su entorno, laboral, ambiental y social.
Este nuevo escenario presenta desafíos y oportunidades para los negocios y la sociedad a partes iguales. Solventar los primeros y obtener lo mejor de las segundas marcará la agenda política y empresarial de los próximos años. La sostenibilidad del futuro depende de la responsabilidad social de todos los agentes.
Artículo con la colaboración de Juan F. Samaniego
Equipo de Enterprise 2020. Futuro del Trabajo:
- Germán Granda, Director General de Forética
- Raquel Canales, Project Manager de Forética
- Nuria Combrado, Responsable de Comunicación de Forética
- Ricardo Trujillo, Senior Manager de Forética
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