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Al mal tiempo… Sostenibilidad: Lo que estamos aprendiendo de la crisis del Covid-19

No hay mal que por bien no venga”, podría ser una bonita forma de resumir la gestión de esta crisis sanitaria a nivel global por parte de un gran grupo de organizaciones y profesionales en la lucha diaria contra la crisis del Covid-19.

Datos fatales que, por desgracia, no hacen más que aumentar día tras día y que nos generan cada vez más ansiedad, el miedo ya instalado en todos los niveles de la sociedad y, además, nos dicen que nos queda lo peor… Pero ante este panorama de incertidumbre y desesperación es importante mantener la calma y ver más allá.

Durante estos días de confinamiento, el tráfico de grandes ciudades como Madrid y Barcelona se ha reducido en torno a un 60%, la demanda energética también ha caído y el precio del crudo, por supuesto, también lo ha hecho. Todo esto tiene dos lecturas: el descenso inevitable de la contaminación, situándose en mínimos históricos; y la aportación de empresas, como Naturgy, que, en este contexto no muy favorable, declara que proporcionará luz y gas gratis a los hoteles y residencias que cedan sus instalaciones para luchar contra el coronavirus.

Estos días que llevamos confinados han provocado, también, un descenso de las emisiones de CO2 y, paradójicamente, esto nos está dando un respiro, oxígeno limpio, ¡por fin! Y no sólo a nosotros, también al planeta. Esto constituye solo una pista de lo que somos capaces en caso de una posible catástrofe de mayor calado, con peores consecuencias, si cabe, como podría llegar a ser la provocada por el cambio climático, según lleva años vaticinando la comunidad científica y los modelos climáticos.

Con este panorama global, muchas empresas se han visto obligadas a realizar una regulación temporal de empleo (ERTE); otras organizaciones han dado vacaciones a sus empleados; algunas han anunciado un suplemento salarial mientras dure esta crisis; y otras se han adaptado a la perfección tomando medidas de teletrabajo. Y me pregunto: ¿Podríamos estar asistiendo a un cambio en el modelo de organización? ¿Hemos aprendido del pasado y estamos aplicando modelos de reestructuración más responsables que los de entonces? Una pionera en este sentido es la norma SGE 21 de Forética, la cual introduce entre sus requisitos el de “Reestructuración responsable”, mediante el cual impulsa a las organizaciones a “tener en cuenta las necesidades, intereses y demandas de las partes afectadas por el proceso, reduciendo, en la medida de lo posible, los impactos negativos asociados”. Y la respuesta a mis preguntas, parece que muchas empresas ya lo estuvieran poniendo en práctica ante la posible declaración de una nueva crisis.

Esta alarma provocada por encontrarnos posiblemente ante una situación al menos parecida a la vivida a partir del año 2008, ha sacudido también a los mercados financieros y la reacción nos ha traído actuaciones empresariales nunca vistas. La congelación del precio de las acciones hasta que pase la crisis, como ha declarado Inditex, o líneas de crédito preconcedidos para pymes y autónomos por un total conjunto de 100.000 millones, en el caso de las grandes entidades financieras. De igual manera, las grandes empresas suministradoras de luz y gas han tomado como medida permitir a sus clientes subir la potencia contratada y beneficiarse a su vez en la factura. En definitiva, iniciativas que muestran cómo la sostenibilidad y la responsabilidad social de las empresas va cobrando protagonismo en el entorno empresarial y a su vez, va calando en los mercados financieros a nivel global.

Y es que, siguiendo con el refranero español, tan sabio y lleno de recursos: “al mal tiempo, buena cara”. Y a pesar de esta situación tan excepcional, catastrófica y sin precedentes que nos ha traído el coronavirus, vemos que todo esto nos hace mejores, saca lo mejor de nosotros, nos demuestra la resiliencia de las grandes, medianas y pequeñas compañías de nuestro país. De nuevo, viendo ya de lo que somos capaces, ojalá sigamos poniéndolo en valor y, tras acabar con este maldito virus, acabemos también con nuestro otro gran enemigo global: el cambio climático.

Este artículo fue publicado inicialmente en www.soziable.es el 24 de marzo de 2020. Puedes verlo aquí

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