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Dos grados

El 12 de abril de 1961, Yuri Gagarin fue el primer ser humano que viajó al espacio exterior. Por tanto, el primero en ver la Tierra en su conjunto. Al verla, el cosmonauta desde la nave Vostok 1 exclamó: “Pobladores del mundo, salvaguardemos esta belleza, no la destruyamos”.

Para salvaguardar el planeta y nuestra forma de vida tenemos un gran reto. La temperatura global está subiendo y el consenso científico confirma que debemos limitar ese incremento a menos de dos grados centígrados comparado con el nivel pre-industrial. Si no lo conseguimos las consecuencias del cambio climático pueden ser desastrosas para las personas, la economía y el planeta. La transición a una economía baja en carbono se presenta como la única forma de asegurar un crecimiento económico sostenible y la prosperidad para todos.

El 30 de Noviembre comenzarán las negociaciones en París, la denominada COP 21, para que los países lleguen a un acuerdo global para limitar sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). ¿Qué debe pasar en París para llegar a ese acuerdo ambicioso y global que se espera?

En primer lugar, será necesario que todos los países se incorporen al acuerdo. Algunos países deben absolutamente formar parte de este compromiso (Estados Unidos, China, la Unión Europea, India, Sudáfrica y Brasil) si se quiere que sea un éxito. El reciente acuerdo de China y Estados Unidos contra el cambio climático es un buen arranque (ambos son responsables de prácticamente el 50% de las emisiones globales de CO2). También que 156 países, cubriendo el 86% de las emisiones globales, hayan presentado ya compromisos de cuál va a ser su contribución.

Hay un segundo aspecto fundamental, ¿será el acuerdo jurídicamente vinculante? Tendremos que esperar al final de la cumbre para saberlo pero, a priori, parece que la mayor parte quedará vinculada a los compromisos que cada país establezca a escala nacional. Algo que sí podría formar parte de un acuerdo vinculante sería que dichos compromisos sigan reglas establecidas que aseguren la comparabilidad así como la transparencia en su cumplimiento. Si finalmente no se consigue un acuerdo ambicioso respecto a los objetivos de reducción de emisiones, el acuerdo, al menos, debe construir la confianza que los países van a hacer lo que se han comprometido a hacer.

Durante las negociaciones existirán otros debates muy relevantes. El relativo a poner un precio a las emisiones de carbono (carbon pricing) como mecanismo económico que considere las externalidades negativas que producen las emisiones al planeta y las personas (por ejemplo daños a la agricultura o la salud por olas de calor o pérdida de la residencia debido a inundaciones o el incremento del nivel del mar) y fomente la transición a la economía baja en carbono. Habrá que concretar también quién pagará y proporcionará las nuevas tecnologías necesarias. Los países en desarrollo plantearán sin duda cómo alcanzar un acuerdo justo que permita el desarrollo al tiempo que se reducen las emisiones.

En este contexto, ¿cuál será el papel de las empresas?. Como respuesta surgen empresas líderes que apuestan por la adopción de un acuerdo sostenible, universal y ambicioso en París. Muchas de ellas forman parte del World Business Council for Sustainable Development (WBCSD), cuyo partner único en España es Forética que está agrupando en su Clúster de Cambio Climático a las empresas españolas más comprometidas. La convicción de dichas empresas, es que, adoptando políticas inteligentes respecto al cambio climático, se promoverán inversiones, se estimulará la innovación, se fomentará el empleo y se creará en definitiva una economía mejor y más fuerte.

Recordemos que Yuri Gagarin al volver no aterrizó en la región prevista. Cuando lo encontró una campesina llevaba un original traje naranja y un casco blanco con las iniciales en rojo, CCCP. “¿Vienes del espacio?”, le preguntó. “Sí”, dijo el cosmonauta que, para calmarla, añadió: “Pero no se alarme, soy soviético”.

Las políticas de lucha contra el cambio climático en las empresas incluyen, por ejemplo, compromisos individuales para la reducción de gases de efecto invernadero que sean transparentes, cuantificables y medibles y, en la medida de lo posible, un objetivo aspiracional de cero emisiones de cara a 2050. Pero, no se alarmen, son empresas hablando de cómo hacer más y mejores negocios.

Germán Granda, es Director General de Forética. Forética es el representante en España del World Business Council for Sustainable Development (WBCSD).

Publicado en Expansión (edición papel)

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