Coches de hidrógeno: el reto de pasar del laboratorio a la calle

Prometía revolucionar la movilidad limpia, pero de momento sigue siendo un experimento a pequeña escala. Los coches de hidrógeno se enfrentan a un reto mayor que el tecnológico: demostrar que pueden competir con los eléctricos en eficiencia y sostenibilidad.

Durante años, el hidrógeno se ha presentado como una de las grandes promesas para la movilidad sostenible. Un combustible limpio, abundante y capaz de ofrecer autonomías similares a las de los vehículos convencionales, con un tiempo de repostaje casi idéntico al de los coches de gasolina. Sin embargo, la realidad en las carreteras europeas muestra otra historia: mientras los eléctricos de batería avanzan con paso firme, los vehículos de hidrógeno siguen siendo una excepción.

Autonomía y rapidez de repostaje, sus principales ventajas

Los vehículos eléctricos de pila de combustible (FCEV) funcionan con hidrógeno, que al combinarse con oxígeno genera electricidad para mover el vehículo. No emiten más que vapor de agua y aire caliente, lo que los convierte en una alternativa de cero emisiones directas. Además, su repostaje dura apenas unos minutos y su autonomía es comparable a la de los turismos convencionales, lo que los hace atractivos para el transporte de larga distancia o las flotas que necesitan disponibilidad inmediata.

Costes, eficiencia, fugas y red insuficiente: los principales frenos del hidrógeno

El hidrógeno verde aún enfrenta importantes desafíos que limitan su adopción masiva. 

Entre sus principales frenos destacan:

  • Dependencia de fuentes fósiles. Hoy, el 99,6% del hidrógeno se produce a partir de gas natural o carbón, lo que genera emisiones significativas y reduce su contribución real a la descarbonización.
  • Baja eficiencia energética. Mientras los vehículos eléctricos de batería (BEV) aprovechan entre el 70% y el 90% de la energía disponible, los FCEV solo convierten en movimiento entre un 25% y un 35%. Gran parte de la energía se pierde durante la producción, el transporte y la compresión del hidrógeno.
  • Fugas en la cadena de suministro. El hidrógeno es un gas ligero y difícil de contener; pequeñas fugas durante su producción o transporte pueden reducir sus beneficios climáticos al prolongar la presencia de metano en la atmósfera.
  • Infraestructura insuficiente. Europa cuenta con apenas 245 estaciones de repostaje, frente a unas 500.000 de recarga eléctrica. Esta carencia limita el uso cotidiano y desincentiva la inversión industrial.
  • Costes elevados y oferta limitada. En Alemania, por ejemplo, un kilogramo de hidrógeno cuesta unos 13,85€, frente a los 0,08€ por kilómetro de un BEV cargado en un punto rápido. Además, solo existen dos modelos FCEV disponibles con precios en torno a los 70.000€.
  • Dependencia de subvenciones. El desarrollo de esta tecnología sigue sustentado en ayudas públicas y proyectos piloto. Sin una red más amplia y competitiva, el hidrógeno difícilmente podrá igualar la madurez industrial de la movilidad eléctrica.

El papel de los gobiernos

La Unión Europea ha incluido el hidrógeno dentro de su estrategia de descarbonización. El Reglamento de Infraestructura de Combustibles Alternativos prevé una estación de repostaje de hidrógeno cada 200 km a partir de 2030, mientras que las de recarga eléctrica deberán instalarse cada 60 km desde 2025. Además, varios países europeos impulsan programas de subvenciones para la producción y el uso del hidrógeno verde, aunque la falta de economías de escala sigue siendo un obstáculo importante.

Una convivencia posible en el futuro

Todo apunta a que los eléctricos de batería seguirán dominando la movilidad de turismos y furgonetas en la próxima década. Su mayor eficiencia, la rápida expansión de la red de carga y la mejora de las baterías (cada vez con menos cobalto y más duraderas) los convierten en la opción más competitiva y accesible.

Aun así, el hidrógeno podría desempeñar un papel relevante en sectores como el transporte pesado o los autobuses, donde las baterías no ofrecen aún suficiente densidad energética. En estos segmentos, la tecnología de pila de combustible puede ser un complemento valioso dentro de la transición hacia la movilidad de cero emisiones.

Para saber más

Este artículo se basa en el informe El camino a la sostenibilidad: comparativa entre vehículos eléctricos y de hidrógeno(Ayvens, 2025), que analiza en profundidad la competitividad actual de ambas tecnologías.

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