Este año 2024, Fundación Tomillo celebra 40 años de historia, marcando un hito de solidaridad y compromiso con jóvenes de entornos vulnerables. En un emotivo evento, todos los actores clave que han hecho posible este camino, se reunieron para celebrar cómo, durante cuatro décadas, más de 200.000 jóvenes han recibido el apoyo necesario para desarrollar su potencial y acceder al mundo laboral. Empresas, Administraciones Públicas, voluntariado, el equipo de Tomillo, alumnos, alumnas y sus familias, llenaron un auditorio donde las historias de superación nos recordaron que el talento reside en cada persona, pero necesita oportunidades para florecer, y que en materia de educación y empleo, las empresas tienen un rol fundamental para hacerlo posible.
Fundación Tomillo nació del impulso solidario de dos amigos empresarios que, ante las elevadas tasas de desempleo juvenil de mitad de los 80 y conscientes de que las desigualdades socioeconómicas sitúan en desventaja a jóvenes de familias con bajos recursos, decidieron crear una Fundación que, a través de la colaboración con empresas y AA.PP, ofreciera oportunidades formativas y prácticas laborales a estos jóvenes.
España lidera la tasa de desempleo juvenil en la Unión Europea superando el 28%. La realidad, además, nos demuestra una fuerte interrelación entre formación, empleo y pobreza. En nuestro país, la tasa de abandono educativo temprano es del 13.9%, un porcentaje que se eleva significativamente en familias con menor poder adquisitivo, superando el 20%, frente a un 3.5% en familias más acomodadas. Los jóvenes que abandonan de forma prematura los estudios, tienen muchas más probabilidades de tener largos periodos de desempleo a lo largo de su vida, así como trabajos precarios.
Para evitar este futuro tan desesperanzador, es fundamental conseguir que estos jóvenes vuelvan a recuperar la ilusión por aprender. Cada año, las Escuelas de Segunda Oportunidad, entidades no lucrativas como Tomillo, demuestran que es posible. A través de un modelo socioeducativo integral, basado en el desarrollo de competencias técnicas y socioemocionales, el aprendizaje experiencial, el acompañamiento personalizado y la orientación vocacional, consiguen altas tasas de éxito en jóvenes que habían abandonado la ESO. Cientos de jóvenes recuperan la confianza en sí mismos, encuentran su vocación y se forman en sectores profesionales con alta demanda de empleo.
Las empresas, grandes aliadas
Los nuevos estándares de reporte social y las iniciativas de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI) ofrecen una oportunidad para que más empresas colaboren en la integración de estos jóvenes. Estas iniciativas permiten incorporar talento que se encuentra escondido en sectores con desajustes entre oferta y demanda, y contribuyen a crear un clima de diversidad en las compañías, lo cual repercute positivamente en productividad, resultados e innovación. Además, mejoran la percepción que la sociedad y los consumidores tienen respecto a la empresa, beneficiando a la marca.
Las estrategias DEI deben abarcar todo el recorrido del empleado, desde la contratación, pasando por el onboarding, la formación y las posibilidades de crecimiento. Es fundamental la sensibilización de los mandos intermedios, quienes juegan un papel crucial en la transición hacia un modelo más inclusivo, diverso e igualitario. El voluntariado corporativo es una herramienta poderosa en esta sensibilización. Cuando profesionales de empresas conocen la realidad de los jóvenes de nuestros programas, ya sea a través de jornadas de orientación o impartiendo master class en nuestras aulas, se sorprenden del talento y las ganas de estos jóvenes por avanzar y demostrar que pueden ser un gran activo para una empresa.
Otra forma efectiva de sensibilización es acoger a estudiantes durante sus prácticas laborales. Esta experiencia eleva significativamente las expectativas de futuro de los jóvenes, motivándolos a seguir esforzándose. Las empresas, además, pueden identificar talento para incorporar posteriormente a sus plantillas.
La justicia social pasa por ofrecer una educación equitativa para prevenir la herencia generacional de la pobreza y por proporcionar oportunidades de empleo, fundamentales para generar prosperidad, desarrollo vital e integración social. Para lograr esto, la implicación del sector empresarial es esencial.
Aprovechemos este momento, contribuyamos a ofrecer mejores oportunidades para todos y todas y saldremos beneficiados como individuos y como sociedad.