El pasado mes de enero el World Economic Forum (WEF) identificó en su informe de riesgos globales la pérdida de biodiversidad como uno de los mayores riesgos a los que nos vamos a ver expuestos en la próxima década, siendo el segundo riesgo en impacto y el tercero en probabilidad. La biodiversidad junto con otros elementos naturales y los servicios que estos prestan -el agua, el aire o el suelo- dan forma a un concepto más amplio: la naturaleza. Y precisamente la naturaleza es la base de toda nuestra actividad económica y de la que depende nuestra salud y bienestar social. Según un estudio de investigación del WEF ‘Nature Risk Rising’, la generación de valor económico de 44 billones de dólares -más de la mitad del PIB total del mundo- depende moderada o altamente de la naturaleza y sus servicios.
La degradación del entorno natural se está produciendo a una velocidad sin precedentes, los ecosistemas han disminuido en tamaño y condición en un 47% a nivel mundial en comparación con las líneas de base estimadas. Si las altas tasas de pérdida de elementos naturales siguen disminuyendo se pueden cruzar puntos de inflexión con repercusiones en el ámbito económico y social, con alcance local o incluso global, como el cambio climático. Adicionalmente, la ocupación de ecosistemas o el comercio ilegal de vida silvestre, son causas de la propagación de enfermedades zoonóticas -aquellas que se originan a partir de patógenos transmitidos de animales a humanos- y que representan en la actualidad el 75% de las nuevas enfermedades infecciosas (que causan muertes y contagios en los seres humanos, tal y como estamos viviendo en primera persona con COVID-19).
Es por esto que, durante este año 2020, debemos concretar la llamada a la acción global para frenar la pérdida de biodiversidad y a la confirmación del rol de liderazgo que ha de jugar el sector privado en la conservación de la naturaleza.
Las dependencias e impactos de la actividad empresarial están claramente identificados, pero es momento de pasar a la acción. La incorporación de una valoración de la naturaleza desde el punto de vista económico es fundamental para la toma de conciencia y la acción. Hasta ahora, no se ha reconocido de una forma tangible el valor de los bienes provistos por la naturaleza ni mucho menos de los impactos causados sobre ella. Estamos en el momento de comenzar a hacerlo, ya que son estos procesos naturales los que hacen posible nuestro nivel de vida. Los procesos de producción en el sector empresarial tienen repercusión en la naturaleza a través de diversos mecanismos. Por ejemplo, en el sector textil, para la producción de las fibras textiles se necesita agua y grandes superficies de terreno para el cultivo y a la vez se está produciendo un impacto mediante la generación de residuos y la dispersión de contaminantes al agua, suelo y aire. Una subestimación del valor de estos activos conlleva, no sólo la propia degradación de los recursos naturales, sino directamente potenciales riesgos operacionales, legales, financieros y reputacionales para la empresa.
Una medición, valoración e integración adecuada de la naturaleza dentro de la estrategia empresarial, genera oportunidades de inversión sostenible, como la transformación hacia un modelo de negocio responsable a largo plazo, el ahorro de costes o el incremento de la eficiencia en nuestra cadena operacional y de suministro. A través de estas oportunidades están surgiendo nuevos enfoques de financiación que basan sus primas de riesgo o los costes de financiación en enfoques conservacionistas, por lo que se hace necesario una estandarización de la medición y valoración de la naturaleza. Según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), restaurando el 46% de los bosques degradados se podrían obtener hasta 30 dólares de beneficio por cada dólar invertido, impulsando el empleo local y el aumento de la concienciación social de la importancia de la naturaleza.
Desde Forética estamos ya trabajando en ello, a través del proyecto ‘Nature Business Ambition’ queremos ser catalizadores de esta acción empresarial por la naturaleza. Para ello, partiendo de los trabajos ya realizados en el marco de Responsables con la Biodiversidad, nos centramos ahora en tres palancas de acción innovadoras que permitirán aumentar la ambición del sector privado en su proceso de integración de la naturaleza en la toma de decisiones y en el enfoque estratégico:
- Riesgos y oportunidades para los negocios
- Soluciones basadas en la naturaleza (NBS por sus siglas en inglés)
- Reporte e indicadores relacionados con la naturaleza para su valoración por parte de los mercados financieros.
El proverbio chino que inspiró el efecto mariposa “el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo” nos enseña que de un pequeño cambio se pueden obtener grandes resultados. Ahora es el momento de actuar, mostrando ambición, para revertir la situación actual de la naturaleza evitando su pérdida y protegiendo su conservación.