Al diversificar sus actividades y utilizar sabiamente la tecnología digital, el agricultor del mañana tiene un papel clave para asegurar las transiciones alimentarias, medioambientales y energéticas de su territorio.
Un modelo agrícola por reinventar
En la apertura del salón de la Agricultura 2019, la constatación de la quiebra del modelo agrícola intensivo es posible, tanto del punto de vista económico que ambiental y social. Excesivos agricultores perciben bajas ganancias y cada vez más dependientes de las ayudas europeas.
El sector sigue siendo un importante consumidor de insumos y recursos naturales y a su vez el segundo mayor emisor de CO2 en Francia y cuarto en España.
En paralelo, todo indica que una nueva era en la agricultura se aproxima. Los consumidores expresan su deseo de reapropiarse de su alimentación. El mundo agrícola quiere producir mejor, mientras que las herramientas y técnicas agronómicas se enriquecen en este sentido. La industria agroalimentaria y la distribución han comprendido los desafíos de cambiar su modelo y las finanzas se organiza para sostener esta transición necesaria.
Un agricultor actor del desarrollo de su territorio
El nuevo agricultor debe alimentar suficientemente y de manera sana sus conciudadanos, mientras adopta esquemas de producción sostenible, capaces de respetar y restaurar el medio ambiente. También reorienta su producción para un aprovisionamiento local y se diversifica. Los territorios agrícolas bajo su gestión pueden transformar las producciones y de distribuirlas en un perímetro inmediato; esta es una bella idea para captar más valor y revitalizar económicamente territorios rurales.
El agricultor se transforma además en un productor de energía. Contribuye a los desafíos energéticos de su territorio, los agricultores se transforman en productores de carbono a través de tecnologías de biomasa y implementando proyectos de energías renovables adaptadas al contexto de su explotación. En fin, por su posición, es el garante de varios ciclos de economía circular en la valorización de los residuos: digestión anaeróbica y compostaje.
Utilizar la digitalización de manera eficiente
La digitalización es una pista seria para la llegada de esta nueva agricultura. Yuka y la iniciativa de «C’est qui le patron» han demostrado como recortar la distancia entre consumidor y producción, favorecer nuevos equilibrios de poder frente a la distribución. De igual forma la web “Bienvenue à la ferme” demuestra también como la digitalización puede ser un medio para los productores de facilitar la vinculación con los ciudadanos, quienes están interesados en los encuentros auténticos. Las plataformas como Péligourmet o “la colmena que dice sí” permiten ofrecer productos sin intermediario y de emanciparse de estructuras cooperativas inadecuadas. La digitalización también es la columna vertebral de la agricultura de precisión, que está en auge, y es una forma en que estos agentes pueden ir más lejos en la dirección de su rendimiento energético y de emisiones de carbono.
Varias asociaciones, tal y como el IRTA o Fermes d’avenir apuestan por esta transición y proponen escenarios realistas tanto técnica como económicamente. Ahora depende de todo el ecosistema movilizar y capacitar a estos agricultores del mañana.