«Le daría alas a los niños, pero dejaría que ellos aprendieran a volar por sí mismos». Gabriel García Márquez
El futuro del planeta y del medio ambiente depende no solo del legado que dejemos a las futuras generaciones, sino de la labor de concienciación y educación en materia medioambiental que hagamos sobre los niños. Es importante educar con el ejemplo, pero la mejor forma de conseguir que en un futuro sean adultos responsables es haciéndoles partícipes del cambio. Hacerles protagonistas.
Con este objetivo, un total de 5.000 niños participaron durante cuatro semanas en Peque World Xanadú, un evento en el que pudieron jugar y aprender en una ciudad y una granja en miniatura la importancia de cuidar el medioambiente.
Todas las actividades y talleres se diseñaron para fomentar una conciencia sobre la importancia de ser un buen ciudadano, que cuida de la fauna y la flora, que trabaja responsablemente y que se implica con su comunidad.
Los niños de ahora están rodeados de tecnología desde que nacen. Saben utilizar mejor el móvil o la Tablet que sus abuelos, pero muchos –sobre todo los de ciudad- desconocen que la leche viene de la vaca, y no del tetrabrik que se vende en el supermercado o que las patatas nacen de la tierra.
En la granja de Peque World Xanadú han podido aprender a realizar la siembra, a distinguir plantas, criar animales, conocer los secretos de las profesiones del campo y a hacer nidos para aves de granja.
La ONG SEO/BirdLife llevó a cabo también talleres para que los niños conocieran de primera mano el mundo de las aves y aprendieran cómo ayudarlas en los entornos urbanos.
Iniciativas como ésta son cada vez más necesarias porque solo a través del conocimiento y fomentando su vínculo con la naturaleza, lograremos que respeten el mundo que les rodea, sin esfuerzo y con la naturalidad que ellos tienen ya de manera innata.