“Nosotros somos del sector construcción; queremos medir el impacto de nuestros proyectos”. “Nosotros somos del sector educativo; queremos medir nuestro impacto en el primer empleo”. “Nosotros somos del sector transporte de viajeros; queremos medir nuestro impacto sobre el turismo”. “Nosotros somos del sector audiovisual; queremos medir el impacto de nuestros contenidos en la sociedad”.
Así comenzaba una de las primeras sesiones de trabajo impulsoras del Clúster de Impacto Social de Forética, el pasado mes de diciembre. Una sesión en la que cada una de las empresas participantes mostraban sus intereses, inquietudes y expectativas respecto a la medición del impacto social en sus organizaciones.
Como se puede ver, cada empresa quería medir y cuantificar impactos sobre asuntos totalmente diferentes. Precisamente, ahí está la clave: ¿cómo medir el impacto social empresarial si cada organización quiere medir cosas distintas? ¿cómo medir, con una misma unidad de medida, diferentes magnitudes?
El pasado martes se presentaba, en Madrid, el lanzamiento del Clúster de Impacto Social en el que participan 40 grandes empresas. Una plataforma empresarial, coordinada por Forética, que bajo el liderazgo de Endesa, Grupo Cooperativo Cajamar, Ibercaja e ILUNION, nace con el objetivo de servir de punto de encuentro en conocimiento, diálogo, intercambio y liderazgo en materia de impacto social.
El acto de presentación contó con la intervención de los representantes de las empresas líderes, de Germán Granda -Director General de Forética-, Gabriel Ferrero -Vocal Asesor para la Agenda 2030 de Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación- y Eva Zabey -Directora de Redefining Value del World Business Council for Sustainable Development (WBCSD).
Eva trasladó una respuesta clave a la pregunta que nos hacíamos al principio ¿cómo medir? Así, el Social and Human Capital Protocol, iniciativa del WBCSD, tiene como objetivo ser una herramienta útil y global para que el sector empresarial pueda identificar, medir y valorar el impacto directo e indirecto de sus actividades a nivel externo -en la sociedad- e interno -en los empleados-, con independencia del sector de actividad. Es ahí es donde reside el valor diferencial de esta iniciativa, presentada en España en el marco del lanzamiento del Clúster, que no se centra únicamente en la medición de impactos, sino en su valoración.
Para ello, Eva utilizaba un ejemplo ilustrativo en el que cada uno de nosotros debíamos elegir entre dos empresas A y B, la organización con mayor (y mejor) impacto interno y externo. Eva iba mostrando uno a uno los diferentes impactos sociales de ambas empresas, tales como número de puestos de trabajo generados, emisiones de GEI evitadas, o contribución al PIB. A cada uno de los asistentes, nos iba costando cada vez más decantarnos por la empresa A o la empresa B, ya que ambas tenían importantes impactos de cara al exterior y a nivel interno.
Seguramente para decidirnos por la empresa A o la empresa B nos faltase algo más de información, y de nuevo Eva nos dio otra clave: tener bien definidos los objetivos estratégicos antes de valorar cualquier tipo de impacto e incorporar tal valoración a los criterios de toma de decisión empresarial es la base para que toda organización pueda identificar los riesgos y oportunidades. De haber conocido de antemano esta información, nos hubiera sido más fácil escoger una u otra empresa, lo que pone en valor la utilidad de las guías del Social and Human Capital Protocol.
La medición y valoración de impactos sociales, las herramientas existentes para abordarlo, así como otros temas transversales de interés –diversidad e igualdad, derechos humanos, futuro del trabajo- serán abordados este primer año en el Clúster de Impacto Social. Sus 40 empresas miembro buscarán con Forética la respuesta a esas inquietudes, convirtiendo la medición estratégica del impacto social en clave para el liderazgo empresarial.