La Inteligencia Artificial es una tecnología crítica para el desarrollo y la prosperidad de la sociedad actual, y aplicable a todas las industrias y todos a los ámbitos económicos.

Como presidente ejecutivo de una empresa dedicada a la ingeniería digital e industrial de uso dual soy consciente de que la IA es una herramienta estratégica e imprescindible para el progreso de la sociedad, y que contribuye decididamente a mejorar los procesos de negocio y a hacer más competitivas a las empresas en un entorno digital en constante transformación.

Además de las oportunidades que ofrece, adoptar la IA requiere de un cambio cultural para optimizar su valor, así como de un ejercicio de responsabilidad para afrontar sus retos y desafíos, a la vez que se respetan los principios éticos y de sostenibilidad de nuestra sociedad.

La toma de decisiones basadas en datos, la anticipación de escenarios futuros, la reducción en costes, la eficiencia energética o la capacidad de mejorar la sostenibilidad de las empresas son algunos de sus beneficios. Esto convierte a la Inteligencia Artificial en una necesidad impostergable para todo tipo de organizaciones, y muy especialmente para las PYMES y ETIs (Empresas de Tamaño Intermedio) si se quiere competir en igualdad de condiciones con el resto de las empresas.

La industria española se encuentra en una excelente posición para aprovechar el potencial transformador que ofrecen estas tecnologías emergentes. En el caso de Grupo Oesía, la empresa que tengo el orgullo y honor de presidir, impera el convencimiento de que para llegar más lejos es necesario ir acompañado. Por ello, defiendo firmemente la necesidad de promover y propiciar las alianzas estratégicas con otras compañías, nacionales e internacionales, que permitan complementar nuestras capacidades tecnológicas, potenciando así nuestra presencia en el mercado mundial. Asimismo, dichas alianzas contribuirán a impulsar la autonomía estratégica europea sin perder la soberanía nacional.

Con respecto a los retos y desafíos de orden ético y de sostenibilidad en la implementación de la Inteligencia Artificial, tengo plena confianza en que la regulación europea equilibrará adecuadamente la necesidad de desarrollo de la IA y las ventajas a ella asociadas con las cuestiones éticas y de protección de los derechos de los ciudadanos, esencia de los valores de la construcción europea.

Como ejemplo del paraguas protector que nos brinda Europa, quisiera destacar la importancia de la IA en el ámbito de la Defensa y la Seguridad actual. En este sentido, el equilibrio entre la ventaja estratégica y la gestión es determinante. En las naciones occidentales alineadas con la OTAN, a la hora de confirmar las acciones a emprender en cada caso, siempre se considera disponer de un factor humano como último punto de decisión. Así, la última decisión siempre queda en manos de la ética humana, equilibrando el desarrollo tecnológico con consideraciones éticas fundamentales.

Por eso, aquellas naciones que seamos capaces de liderar tecnológicamente la adopción de la IA en nuestros sistemas de Defensa contaremos con una ventaja fundamental a nivel estratégico y a nivel operacional.

En conclusión, nuestra apuesta por la IA responsable en la era de la sostenibilidad es clara y decidida. Seguiremos invirtiendo en tecnologías disruptivas avanzadas aplicándolas de manera ética y responsable, y contribuyendo a un mundo mejor, más eficiente, seguro y sostenible para todos.