El cambio climático dejó de ser, hace ya tiempo, un asunto exclusivo de grupos ecologistas, para convertirse en un desafío que impacta significativamente en la gobernanza global, en nuestro presente y en el futuro de las próximas generaciones.
Ni las empresas ni los inversores son ajenos a esta tendencia. Más allá de preocuparse por los impactos que generan en el medio, algunas entidades líderes están comenzando a alzar la vista hacia un futuro un poco más lejano y comprendiendo cómo el cambio climático puede afectar a la viabilidad y sostenibilidad económica de sus negocios en el medio y largo plazo. Y es que el cambio climático es un riesgo sistemático y no diversificable que, en mayor o menor medida, de forma directa o indirecta y en un tiempo más o menos cercano, va a afectar a todas las organizaciones. Aunque hay muchas y muy diversas estimaciones al respecto, algunos expertos apuntan a que ignorar la urgencia de la acción climática puede provocar pérdidas permanentes que asciendan a cuatro veces las de la crisis económica de 2008.
Dado que este posicionamiento estratégico frente al cambio climático es todavía incipiente, desde Forética hemos decidido trasladar al contexto español, a través del Clúster de Cambio Climático, las tendencias internacionales que están impulsando la transformación de cómo las empresas pueden integrar el cambio climático en su gestión. Entre las más destacadas, las recomendaciones del Task Force on Climate-Related Financial Disclosures (TCFD).
En abril de 2015, los ministros de Finanzas del G20 y los gobernadores centrales le pidieron al Financial Stability Board (FSB) que promoviese la revisión e inclusión de los riesgos climáticos en el sistema financiero. En la actualidad, no se están descontando adecuadamente del precio de los activos cotizados los impactos financieros que el cambio climático podría tener sobre estos; hecho que podría afectar gravemente a los mercados financieros y, por ende, al sistema económico global.
Como respuesta a esta petición, el FSB lanzó el TCFD en diciembre de 2015 con el objetivo de diseñar una serie de recomendaciones para que las organizaciones desglosen la información relacionada con el cambio climático de forma que ayuden al mercado a comprender los riesgos, oportunidades e impactos relacionados con el mismo. Abanderado por Mark Carney, gobernador del Banco de Inglaterra y Michael Bloomberg, el TCFD publicó a mediados de 2017 una guía con el fin de apoyar y asesorar a las empresas en el ejercicio de mejorar la transparencia de su información climática e incrementar el grado de madurez de su gestión de la materia.
El racional de las recomendaciones del TCFD se basa en la siguiente estructura. Por un lado, los riesgos climáticos se presentan a través de dos categorías: riesgos físicos y riesgos de transición. Los primeros hacen referencia a eventos agudos y crónicos (p.ej. inundaciones y aumento continuado de las temperaturas) y los segundos apuntan a las implicaciones de la transformación del sistema económico en un modelo bajo en carbono (políticas, desarrollos tecnológicos, hábitos de los consumidores).
Por otro lado, las oportunidades climáticas están relacionadas con la eficiencia energética y de recursos, la creación de soluciones sostenibles, incentivos de mercado o la apuesta por la resiliencia climática.
Por último, los impactos financieros de estos riesgos y oportunidades se materializarán en variaciones en los ingresos, costes, activos y pasivos y capital y financiación de las empresas (p.ej. cambios en la demanda de determinados productos intensivos en carbono, el precio de las materias primas, los stranded assets o el coste de la deuda).
Los riesgos, las oportunidades y los impactos financieros del cambio climático
Fuente: TCFD
Las recomendaciones que propone el TCFD están dirigidas, especialmente, a las empresas con ingresos anuales superiores o iguales a 1.000 millones de dólares y a aquellas cotizadas o con otro tipo de instrumentos financieros cotizados en los mercados de capital. Aunque también hace énfasis en ocho sectores que podrían verse afectados de manera más significativa, en realidad, este ejercicio puede ser de gran utilidad para todo tipo de empresas.
Inevitablemente, si queremos tener un reporting de calidad en el que se pueda desglosar información climática relevante para la toma de decisiones, es necesario que, previamente, las empresas empiecen a considerar el cambio climático como un asunto estratégico para su negocio.
El primer paso es estructurar la gobernanza al respecto. Es necesario establecer un compromiso por parte de la alta dirección, que debería ser la última responsable de supervisar los riesgos y oportunidades climáticas.
A nivel estrategia, es importante analizar las implicaciones e impactos de los mismos y llevar a cabo un análisis robusto que evalúe la resiliencia de sus estrategias frente a los diferentes escenarios climáticos.
En tercer lugar, el cambio climático debería estar integrado en la función de gestión de riesgos al igual que otros riesgos tradicionalmente contemplados por las empresas como los operacionales, de crédito o de liquidez.
Y, por supuesto, es imprescindible tener el aspecto más operativo cubierto: medir la huella de carbono y tener un plan de mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero con métricas y objetivos ambiciosos.
Otro asunto clave es el desarrollo de escenarios. Dada la incertidumbre del cambio climático en términos de tiempo y magnitud, es clave valorar las diferentes trayectorias y resultados que podrían tener las futuras consecuencias del cambio climático en el business as usual de la empresa. A pesar de su relativa complejidad, el análisis de escenarios es una herramienta comúnmente utilizada por otras áreas organizacionales de las empresas y los escenarios elaborados por la Agencia Internacional de la Energía (IEA) o el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) pueden servir como una buena herramienta.
Aunque para algunos este asunto siga siendo una preocupación del futuro, en la COP24, que acaba de tener lugar en Katowice (Polonia), 415 inversores institucionales que gestionan 32 billones de dólares en activos han elaborado un manifiesto urgiendo a la acción a los gobiernos para que cumplan los objetivos del Acuerdo de París, aceleren las inversiones del sector privado hacia una economía baja en carbono y se comprometan a mejorar el reporting climático.
El informe recientemente publicado por Forética ofrece orientación para impulsar la gestión interna del cambio climático en la empresa, comprender las implicaciones de las recomendaciones del TCFD y del análisis de escenarios climáticos y mejorar el reporting de la información climática.
En 2019, desde el Clúster de Cambio Climático seguiremos trabajando alrededor de los aspectos financieros del cambio climático y de las oportunidades para las empresas en este sentido.
Este texto fue publicado inicialmente el pasado 21 de noviembre de 2018 en diario El Economista. Puedes leerlo aquí